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El 20 de diciembre de 2013, la Asamblea General de la ONU, decidió proclamar el 3 de marzo como el Día Mundial de la Naturaleza con el objetivo de concienciar acerca del valor de la fauna y la flora salvajes. La fecha elegida marca el aniversario de la aprobación en 1973 de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres.
Esta ocasión nos brinda la oportunidad de celebrar la belleza y la diversidad de flora y fauna que tenemos en cada ecosistema que nos rodea y nos envuelve. En las ciudades, tenemos unos ecosistemas muy particulares, donde la vida se abre paso a pesar de las muchas dificultades.
Unas herramientas muy usadas en la Educación Ambiental y la Educación para la Sostenibilidad son los bioindicadores. Los bioindicadores indican diferentes aspectos clave para valorar la calidad de la vida urbana. Son organismos muy sensibles a los cambios ambientales de su entorno. Así, pueden mostrar la calidad del aire, la calidad de las aguas o del saneamiento o la calidad del suelo.
Algunos bioindicadores pueden ser:

Destacamos el proyecto Liquencity, que estudia la diversidad de líquenes urbanos para conocer la calidad del aire en la ciudad. Es un proyecto de ciencia ciudadana que busca la participación de los habitantes de las ciudades de Madrid y Barcelona para colaborar con expertos liquenólogos y averiguar entre todos cuál es la diversidad de líquenes en los barrios de ambas ciudades. Como proyecto piloto, permitiría hacer un mapeo de las zonas más contaminadas de cada ciudad.

Hoy más que nunca, la ciencia ciudadana y la participación de cada persona se hace vital para una Educación Ambiental y una Educación para la Sostenibilidad lo más activas y transformadoras posibles. Anímate también a realizar actividades de los Centros de Información y Educación Ambiental en estas fechas primaverales y… ¡a seguir aprendiendo!
Héctor Molero Lombarte