- Las setas: son claros bioindicadores de calidad del suelo y diversidad de nutrientes, ya que surgen como parte de una biodiversidad rica y muy interrelacionada con suelo, árboles, arbustos y otros seres vivos. Si hay setas en una zona verde, hay cierta calidad del suelo.
- Las mariposas y otros insectos como las avispas o las abejas: son bioindicadores de diversidad de flora y fundamentales como principales polinizadores de muchas especies. Además, son bastante sensibles a la contaminación y los pesticidas y otros químicos, por lo que su presencia indicará buena calidad del aire y del suelo.
- Los líquenes: son bioindicadores bastante fiables de la calidad del aire. Ciertas especies de líquenes sufren mucho con la contaminación y desaparecen, por lo que estudiar su presencia puede indicar las zonas más afectadas por la polución en las ciudades.
Destacamos el proyecto Liquencity, que estudia la diversidad de líquenes urbanos para conocer la calidad del aire en la ciudad. Es un proyecto de ciencia ciudadana que busca la participación de los habitantes de las ciudades de Madrid y Barcelona para colaborar con expertos liquenólogos y averiguar entre todos cuál es la diversidad de líquenes en los barrios de ambas ciudades. Como proyecto piloto, permitiría hacer un mapeo de las zonas más contaminadas de cada ciudad.