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Miles de olivos seculares han sido arrancados en los últimos años para decorar viviendas y clubes privados, un comercio solo restringido en la Comunidad Valenciana

XOSÉ HERMIDA Madrid 29 OCT 2015 –
[Noticia publicada en El País]

La sombra de esos árboles ha cobijado tumbas de patricios romanos y de sus frutos se alimentaron las tropas sarracenas. Esos olivos, que ya estaban allí mucho antes de que España fuese siquiera una palabra, los arrancaron de su tierra una mañana, los cargaron en un camión articulado y los replantaron en una maceta gigantesca antes de venderlos para decorar un campo de golf de la Costa Azul o la mansión de un magnate inglés. Desde hace años, miles de árboles seculares han nutrido un sustancioso comercio. Los ejemplares más impresionantes, los que ya han visto pasar casi dos milenios de vida en el planeta, se han llegado a cotizar por decenas de miles de euros.
Olivos centenarios para vender en un vivero de Amposta (Tarragona).
José María Madrid presume en su página web de que ha vendido olivos centenarios a grandes empresas, hombres de negocios y “renombrados políticos”. En su vivero de la localidad madrileña de Carabaña tiene ejemplares que, según sus cálculos, alcanzan hasta 800 años. Empezó en 2004 comprando a agricultores y confiesa que ha llegado a pagar más de 5.000 euros por alguno. Sus ventas nunca han llegado a cantidades exorbitantes como los 64.000 euros que en 2011 desembolsó un francés en una subasta por un ejemplar de procedencia española al que bautizó con el nombre del emperador romano Domiciano. La mayor colección privada de España la reunió el difunto banquero Emilio Botín: cerca de 500 olivos reimplantados en una finca de Boadilla del Monte (Madrid) e identificados con nombres mitológicos.

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Fotografía de un olivo milenario. C.J. Palacios