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Tras la jornada electoral, queremos recordar con vosotros la figura de una mujer a la que todas le debemos el voto: Clara Campoamor. Clara nació en Madrid en 1888, en una familia de origen humilde. A la muerte de su padre se vio obligada a trabajar, a la vez que continuaba su formación académica. En 1924 se licencia en Derecho, lo que le permite defender dos casos de divorcio muy célebres en aquella época: el de la escritora Concha Espina y su marido Ramón de la Serna y Cueto y el de Josefina Blanco y Valle-Inclán. Fue también la primera mujer que intervino ante el Tribunal Supremo y que desarrolló trabajos de jurisprudencia sobre cuestiones relativas a los derechos de las mujeres en nuestro país.
Clara Campoamor comenzó desde temprana edad a preocuparse por la situación de desigualdad de la mujer participando en jornadas e integrándose en ligas de lucha por la igualdad de género. Con Azaña, forma parte de la junta directiva del Ateneo de Madrid y se declara republicana por entender que se trata de «la forma de gobierno más conforme con la evolución natural de los pueblos».
Tras la dictadura de Primo de Rivera, entra a formar parte del Partido Radical y se presenta a las elecciones de 1931 para las Cortes Constituyentes de la Segunda República, obteniendo un escaño como diputada por Madrid. Participa en la comisión encargada de redactar la Carta Magna republicana, siendo la primera mujer que habla en las Cortes Generales Españolas. Desde su tribuna marcará un hito en la historia de nuestro país al realizar, el 1 de octubre de 1931, una enadercida defensa del sufragio femenino, con la oposición de sus propios compañeros de partido y de otra diputada socialista, Victoria Kent, convertida en la portavoz del “no”. Victoria Kent se opuso al derecho electoral de las mujeres argumentando que éstas, influidas por la Iglesia, votarían conservador. La derecha, contraria a la emancipación de las mujeres, apoya sin embargo a Clara Campoamor precisamente por los motivos que esgrime Victoria Kent, pensando que los votos de éstas les serán favorables a su formación. Clara Campoamor se mantiene fiel a sus principios y defiende el derecho de las mujeres a ser consideradas ciudadanas por encima del sentido de su voto. Al final y, con una apretada victoria, impone sus tesis y entra en la Historia como la principal artífice de la inclusión del voto femenino en España. Esto queda recogido en el artículo 36 de la Constitución de 1931: “Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de 23 años, tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes”.
En 1936, tras el golpe militar del general Franco contra la II República, Clara Campoamor se exiliará sin tener oportunidad de regresar a España antes de su fallecimiento, ante las condiciones impuestas por parte del gobierno franquista.
¿Os han quedado ganas de saber más? Pues tenéis nuestra selección bibliográfica sobre Clara Campoamor a vuestra disposición en la planta baja de la Biblioteca Central y podéis consultarla ahora mismo en Librarything y en El Marcapáginas. Y por si todo esto fuera poco, paralelamente se exponen películas sobre «Cine y elecciones» como complemento del tema.